Profesiones de alto riesgo: Fotógrafos

S.O.S   Fotógrafos en apuros

Cuando se habla de prevención de riesgos laborales todos pensamos en un señor subido a un andamio o un informático con el túnel carpiano como la autopista de Burgos. Pero hay profesiones que no son valoradas como se merecen, no somos conscientes del sufrimiento que conllevan, de los terribles traumas a los que están expuestos estos pobres currantes, y no me refiero a los traumas que puedan sufrir los fotógrafos de famosos, que te estampen la cámara en la cabeza. No, yo os hablo de los incomprendidos fotógrafos de familia. Después de ver estas fotografías, comprenderéis por qué más de uno o una acaban en una bonita habitación con paredes acolchadas y un embudo en la cabeza o como monjes cartujos. Motivos hay.

 

Cuando hay familias que quieren una foto de estudio pero no se conforman con la típica cortinilla de cielo azul con nubes blancas como las que me ponían siempre en las fotos del colegio, o la pared blanca para la foto de carnet, y quieren algo más elaborado. Entonces te toca meter dentro de un estudio a escala 1/1 la réplica de la tumba de Ramsés II y aguantar la risa cuando te aparecen vestidos de egipcios clásicos. Te preguntarás por qué no incluiste el áspid que mató a Cleopatra en el lote.

¿Hay algo peor que una familia que comparte gustos históricos?, sí, las que comparten profesiones, aquellas en las que el legado profesional pasa de padres a hijos. Desearás haber guardado la cesta con el áspid de los anteriores cuando intenten sacarte el conejo de la chistera. Respira hondo, solo tendrás que aguantarles lo que dure la sesión fotográfica, imagínatelos en las cenas familiares. Al niño todavía le queda mucho que aprender, en lugar de una paloma, se ve que lleva un pollo de plástico debajo de la capa de estrellas /cortina del Ikea. A mi esta foto personalmente me produce escalofríos.

Cuando se conforman con un sencillo fondo de colorines, no te creas que va a durar menos la pesadilla. Ellos siempre encuentran la manera de colarse en tu estudio y robarte el sueño, con vestidos de colores a juego, estampados de corbata imposibles, líneas geométricas y peinados raros que van contra las leyes de la física. Menos mal que el exceso de pelo de ellas, el padre lo compensa. Si sobrevives a la exposición prolongada a la laca, has dado un paso importante en tu carrera.

¿Que te ha rayado la foto de antes?, pues ahora te vas a quedar a cuadros. El fondo es similar, cuatro brochazos mal dados en la pared, pero eso es lo de menos, la familia que viste igual para la foto lo prefiere, así son ellos los auténticos protagonistas, sin nada que les eclipse, ni aunque hubieras pintado las Meninas en el fondo se eclipsaría a está familia que se ha gastado la paga de un año en tela de cuadros roja… ¡hasta para vestir a las muñecas!. Y me quejaba yo de los vestidos de mantel de mi madre.

El mundo del espectáculo tira mucho, y la madre que siempre quiso ser cabaretera tiende a transmitir el legado a sus tiernos infantes. Cuidado, no te confíes, la pose ya la traen ensayada de casa después de horas y horas frente al espejo y la foto te quedará muy mona, pero a la mínima que les enciendas un foco se te pueden poner a bailar y eso no lo olvidarás fácilmente.

Otro dato importante cuando te pidan una foto de familia es contar cuántas personas hay en la casa, que luego te dejas a uno fuera y se enfada. ¿No eran siete?.

 

Si aun así has decidido elegir esta profesión de alto riesgo, valiente, te queda el consuelo de saber que antes era mucho peor, las familias también querían retratarse, y sacar una foto requería mucho tiempo de espera, un equipo muy pesado y una técnica de inmovilización espectacular. Aunque contabas con la clásica postura “familia en escalera”, que junto al “escriba sentado” del antiguo Egipto, marcó una época.

 

Y ya el colmo de los colmos es que encima te miren como un bicho raro, pero es lo que tiene ser la oveja negra de la familia y dedicarte a la fotografía y no a la chatarra y la venta de “malocotones”.

Pero no todo es quejarse, reconozcamos que esta profesión tiene sus gratificaciones, ¿que la familia se empeña en que les saques una foto en la playa?, elige un buen fondo para que posen. Ya sabemos que la playa es muy monótona, solo hay agua y arena, pero puedes pescar un calamar…

Unas cuantas lámparas de araña y cristalacos del tamaño de limones imitando (fielmente) diamantes, junto con unas cuantas telas negras, que combinan con todo, es otra de las cosas que siempre debes tener a mano. Puede que venga una pareja elegante y sofisticada a retratarse.

 

¿Tu prima Margarita no era la que tenía un ligero parecido con Kurt Cobain?. ¡Huy mira, una banderita!, llévatela con disimulo por si te vienen patriotas al estudio otra vez.

Los niños pueden ser un gran problema, ¿que la pequeñita no está quieta y no hay manera de hacerle la foto?, tranquilidad, seguro que la abuela a la que la niña tanto odia querrá posar con su nietecita, así el disgusto se lo lleva la niña y no tú, y la abuela feliz te dejará una propina.

Otro peligro de la profesión es cuando vas de visita a casa de tus primos de Alburquerque, tendrás que hacerles fotos, y ellos se pondrán sus mejores galas y sacarán lo mejor de sí para que tú lo guardes para la posteridad. Descubrirás que la tía Enriqueta es friolera y lleva sus pieles dentro de casa, aunque de vez en cuando le presta el gorrito al marido para que no se le enfríen las ideas, y que tu primo Federico tiene unas habilidades que preferirías no conocer. Menuda elasticidad y bonita chupa de moto.

Si a estas alturas estás pensando que ser fotógrafo de estudio no mola nada, espera a ver cuando te toque hacer fotos en exteriores. Lo bueno es que te da el aire y se te vuela la polilla, pero no esperes que te hagan más caso los familiares fotografiados, los hay que siempre van a su bola. ¿Y lo mono que queda el niño bailando la muñeira?

 

 

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