Las guerras traen en su mayoría episodios tristes y desagradables, pero en esta ocasión, la segunda guerra mundial tuvo un episodio de esperanza en la batalla social por los derechos de las personas de color en las filas del ejercito americano. Un grupo de soldados por los que nadie apostaba y que se convirtieron en héroes. El escuadrón Tuskegee.
En medio del episodio tan sangriento de la Segunda Guerra Mundial, las diferencias raciales en Estados Unidos seguían siendo fuente de odio, incluso entre los propios soldados. Recordemos que los soldados afroamericanos comenzaron luchando en la guerra de la Independencia de Estados Unidos a cambio de su libertad, un acuerdo que no siempre se cumplía, y a pesar del transcurso de la historia, las diferencias seguían siendo considerables. Por eso, las Fuerzas aéreas de los EEUU, iniciaron un experimento que no saldría como los altos mandos blancos pensaban.
El experimento Tuskegee, llamado así por estar ubicado en la localidad del mismo nombre en Alabama, pretendía demostrar la inferioridad de la gente de color, y por supuesto el hecho de que jamás podrían ser pilotos de combate. En 1940 se habilitó un cuartel militar alejado de todo y comenzó a darse instrucción de combate como pilotos de caza a soldados negros bajo el mando del coronel Benjamin Davis Jr. Eran el escuadrón 322.
450 pilotos se graduaron, pero no pudieron pilotar hasta que multitud de aviones fueron derribados y no quedó más remedio que darles una oportunidad, y marcharon a Italia, donde tras destruir trenes, cientos de vehículos nazis, e incluso un destructor solamente con fuego de ametralladora, pasaron a escoltar bombarderos y verse las caras con la aviación alemana. El capitán Charles B. Hall tuvo el honor de ser el primer soldado de color en derribar un avión enemigo.
Su siguiente misión en África se saldó con el mismo éxito, y demostraron tal valor que ningún bombardero escoltado fue derribado, lo que comenzó a propagarse entre los nazis que los llamaban “Schwartze Vogelmenshen”, (Hombres Pájaros Negros) y entre los propios aliados que comenzó a admirarlos y a suspirar aliviados cuando veían un avión de cola roja alrededor.
Al final de la guerra habían completado 1.578 misiones, abatieron 251 aviones enemigos. Recibieron más de 850 medallas y 66 pilotos de los 926 graduados hasta 1946, murieron en combate, otros 32 fueron hechos prisioneros. Cifras sin precedentes que obligaron al departamento de Guerra de los Estados Unidos a eliminar la segregación racial en el ejercito. Uno de los pilotos, Daniel “Chappie” James, llego a ser general y Comandante en Jefe de la zona norte y jefe del Comando de Defensa Aeroespacial, volando después en misiones en la guerra de Corea y en la de Vietnam.
Estos pilotos que libraron dos guerras, una la oficial, y otra en sus propias filas, tienen un Memorial en el Museo de la Fuerza Aéreade la Base Wright-Pattersonen Ohio, un Museo Histórico en Fort Wayne, Detroit, Michigan y una Estatua al Aviador de Tuskegee en el Patio de Honor de la Academiade la Fuerza Aéreaen Colorado Springs, Colorado.