Los expertos avalan la autenticidad del cáliz de la catedral levantina. ¿Es realmente el Santo Cáliz de Valencia el que utilizó Jesús en la Última Cena? ¿Qué pruebas existen al respecto? ¿Por qué se niega el Obispado de esta ciudad a realizar un nuevo análisis de las piezas que forman este grial?
La Última Cena tuvo lugar durante la noche de Jueves Santo en el Cenáculo de Jerusalén (Israel). Jesús, rodeado de los apóstoles, tomó el pan y el cáliz, y los bendijo y los repartió entre sus discípulos en señal de su entrega total. Los primeros cristianos quisieron conservar los objetos de Cristo como símbolo de la salvación del hombre, entre ellos el grial que utilizó en esta celebración de la Pascua. A partir de ese momento comenzó la búsqueda para conseguir el codiciado cáliz, en la que leyenda y realidad se dan la mano. Ahora ha terminado, ya que todo apunta a que el grial que custodia la catedral de Valencia es el cáliz que Jesucristo utilizó durante la cena que ofició con los apóstoles la noche antes de ser apresado y crucificado. Al menos así lo sostienen los expertos sobre el Grial que se han reunido en el I Congreso sobre el Santo Cáliz, celebrado el pasado mes de noviembre en la Ciudad de la Luz, para poner en común el fruto de sus investigaciones con motivo de la conmemoración de la llegada del vaso de ágata cornalina a España hace 1.750 años.
Polémica
Pero ¿por qué el Obispado de Valencia se niega a que se efectúe un nuevo estudio de cada una de las partes de la sacra reliquia para constatar definitivamente su autenticidad? Aunque los expertos son partidarios de la realización de un completo análisis de todas y cada una de las piezas que forman este grial para poder precisar mejor su datación y el origen de la reliquia, la Archidiócesis de Valencia no autoriza el desmontaje del cáliz porque, según afirma, existen pruebas suficientes que confirman su autenticidad. Hasta el momento, el único estudio de la pieza que existe de este tipo lo realizó hace cincuenta años el catedrático de Arqueología de la Universidad de Zaragoza Antonio Beltrán (MÁS ALLÁ 194), quien concluyó que el aspecto inicial del cáliz valenciano era muy diferente al actual, ya que el pie, las asas y la vara de unión se añadieron tiempo después a la copa superior, la verdadera reliquia, datada entre los siglos IV a.C. y I de nuestra era y labrada en un taller oriental de Egipto, de Siria o de la propia Palestina, por lo que pudo estar en la mesa de la Santa Cena. Asimismo, el arqueólogo y también catedrático de esta misma universidad Manuel Martín considera que las conclusiones de Beltrán todavía son válidas: “La química analítica y la física nos permiten realizar un examen de la materia inorgánica que determina la cantera de la que fue extraída la piedra. Lo que nunca podremos precisar es la fecha exacta en que esa piedra pasó a ser cáliz porque no se puede emplear la prueba del carbono 14 al no tratarse de un cuerpo orgánico, ni tampoco si este fue realmente utilizado por Jesús. Si la tecnología fuera más avanzada, podríamos conseguir un margen más estrecho, eso es lo único”. Sin embargo, a pesar de que no se puede llevar a cabo el desmontaje del cáliz para realizar un nuevo análisis de las piezas, se están desarrollando otras líneas de investigación que pretenden demostrar la autenticidad del grial valenciano. El profesor de Historia del Arte de la Universidad Católica de Valencia Vicent Zuriaga
explica que en la región pirenaica existen numerosas representaciones artísticas procedentes del Románico en las que se puede ver a la Virgen María sosteniendo un cáliz, lo que indicaría que el Grial estuvo realmente en varios enclaves de esta zona justamente en el momento que señalan los escritos. Un ejemplo de esto son las pinturas encontradas en San Clemente de Tahull (Lleida), el Beato de Liébana –la representación más antigua de la Última Cena–, el Beato de Gerona, los ábsides de Santa Eulalia d’Estaó y Brugel (Lleida) y la iglesia de Ginestarre (Lleida), los frescos de la iglesia de Sant Romà de les Bons (Andorra) y el frontal del altar de la iglesia de Martinet (Lleida), entre otros. “No puede ser una casualidad. Existen demasiadas representaciones de este tipo iconográfico en un ámbito muy pequeño”, concluye el historiador.
Los otros Griales
Según la religión cristiana, el Santo Grial es la copa que usó Jesús en la Última Cena. Aunque el de Valencia es el único que cuenta con el apoyo de numerosos documentos históricos que apuntan a su autenticidad, según sostiene Jorge-Manuel Rodríguez, presidente del Centro Español de Sindonología, a lo largo de la historia han aparecido otros griales que aspiraban convertirse en el “verdadero” cáliz de Jesús. Uno de ellos es la copa de Nanteos. Al estar hecha de madera, un material poroso, su autenticidad se desestimó desde el primer momento, ya que este material estaba prohibido por las normas de la Pascua judía por considerarlo impuro. En la actualidad solo quedan algunos fragmentos de la copa debido a que sus bordes se han desgastado por el gran número de personas que han bebido de ella con la esperanza de sanar de sus enfermedades. Por su parte, el grial de plata de Antioquía está formado por dos vasos, uno metido dentro del otro. Pero, al parecer, no es más que una falsificación hecha a principios del siglo XX. Y el Sacro Catino de Génova es un plato, no una copa. Se creía que el recipiente hexagonal estaba tallado en esmeralda, pero en realidad es un plato de cristal verde procedente de Egipto. Asimismo, existen otros supuestos cálices que no poseen tanta relevancia. Es el caso del caldero de plata de Gundestrup, datado entre los siglos III y II a.C., que procede de un taller celta de Europa oriental; de la copa de Hawstone Park (Reino Unido), y de la de Hierro y el cáliz de Ardagh, que proviene de Irlanda y está fechado en el siglo VIII a.C. Sin embargo, según Jaime Sancho, catedrático de la
Facultad de Teología de Valencia y canónigo celador del culto del Santo Cáliz, “todos
ellos han perdido su verosimilitud histórica y arqueológica al no contar con ningún apoyo documental que refuerce su candidatura”.
Una leyenda muy real
Durante la Edad Media la proliferación de trovadores hizo que aparecieran numerosas leyendas sobre el Grial. Pero ahora el mito se ha convertido en realidad. Según los expertos asistentes al congreso sobre el Santo Cáliz, se puede demostrar que el grial que guarda la catedral de Valencia es el inspirador de las narraciones medievales que dieron lugar al nacimiento de la literatura épica europea. No en vano, el arqueólogo Manuel Martín asegura que “muy pocas veces tenemos tanta información que nos llega por vías tan distintas sobre un mismo hecho histórico. Eso ya quiere decir mucho. Y la arqueología no tiene nada que oponer”. A esta afirmación se une la de otros expertos, como el historiador y antropólogo cultural alemán, especializado en el estudio de reliquias, Michael Hesemann, quien afirma que “aunque científicamente no hay manera de probar que este grial fue la copa de Cristo, la leyenda y la historia demuestran que podría ser auténtico. En el siglo XII el tema más popular de la literatura medieval es la búsqueda del Santo Cáliz. Así lo demuestra Chrétien de Troyes en su novela Perceval y Wolfram von Eschenbach
en Parzival, entre otros. Todas las leyendas vuelven a la veneración del Grial”.
Y es que, según Hesemann, ambos autores coinciden en multitud de descripciones que sitúan el Grial en España, en especial en el entorno del monasterio de San Juan de la Peña de Huesca. Algo que se ha podido corroborar gracias a los documentos antiguos. Por su parte, los historiadores José-Vicente Martínez y Daniel Vives
afirman que la ratificación histórica de la existencia de Pedro y de su paso por
Roma sirve para demostrar la del Santo Cáliz, ya que este fue quien lo llevó a esta ciudad, como recoge el historiador Lactancio, donde estuvo hasta que San Lorenzo lo envío a España para preservarlo de la codicia del emperador romano Valeriano.
Por su parte, la doctora en Literatura Española de la Universidad de Colorado (EE.UU.) Janice Benett justifica la veracidad de la existencia del cáliz a través de la figura de San Lorenzo, citada en textos como el Peristephanon, de Prudencio.
De él se conoce que fue uno de los siete diáconos del papa Sixto II, tal y como relata el canon de la Iglesia. En el siglo III los cristianos fueron perseguidos por no querer hacer sacrificios a los dioses. Por ello, el Papa, para salvaguardar las posesiones de la Iglesia, sobre todo el cáliz de Cristo, se las entregó a San Lorenzo para que las escondiera. Este las repartió entre los pobres y puso a salvo el cáliz de la Cena remitiéndolo con una carta a sus padres, residentes en Osca –la actual Huesca–, como relata Gonzalo de Berceo en su obra y detalla el historiador Donato. La reacción del emperador no se hizo esperar y ordenó apresar al Papa y al diácono. Sixto II fue ejecutado en la cárcel por los soldados; San Lorenzo fue quemado en una parrilla tres días después. Una carta del rey Martín de Aragón señala la autenticidad de estos sucesos y afirma que el Grial fue trasladado a la iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca. Más tarde fue a parar a los Pirineos, a la cueva de Yebra de Babia, y luego al monasterio de San Pedro de Siresa, al de San Adrián de Sasabe y a la catedral de Jaca, hasta llegar a la iglesia de San Juan de la Peña en el año 1094. Posteriormente se ocultó en el oratorio real de Martín el Humano en Zaragoza (1339-1410) y en 1410 se llevó a Barcelona para luego enviarlo a Valencia en 1416 por orden del rey Alfonso el Magnánimo. En 1808, debido a la Guerra de la Independencia, se ocultó en Alicante, en Ibiza y, en 1812, en Palma de Mallorca.
Pero en 1813 regresó a la catedral de Valencia, donde permanece hasta el año 1936, cuando la Guerra Civil obligó a buscar un nuevo escondite para el Grial. La devota Sabina Suey fue la encargada de custodiarlo en su casa. Luego pasaría a manos de otros feligreses amantes de la reliquia, Bernardo Primo y su esposa, que lo escondieron en una ventana tapiada dentro de su propia casa. Una vez pasado el peligro fue devuelto a la catedral. Pero estas no son las únicas evidencias de la autenticidad del grial valenciano. Jaime Sancho afirma que “la referencia al cáliz está en el Canon romano desde que se escribió. Es la plegaria de la Iglesia madre de Roma”. Sancho explica que “el salmo XXII de la Biblia Septuaginta o de los setenta dice: ‘¡Mi cáliz, qué preclaro es, qué glorioso!’. El cáliz es glorioso porque es el de
Cristo y así ha quedado reflejado en el Canon romano. Ese fragmento no cambia, nunca se cambia”. Y es que la Iglesia católica considera que el Santo Cáliz de Valencia es el verdadero Grial de Jesucristo, algo que ha quedado patente en varias ocasiones, ya que tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI lo han utilizado durante las eucaristías que han celebrado en esta ciudad. Todo apunta, según los expertos, que son más los datos que avalan la autenticidad del grial de Valencia que los que la niegan
El Grial en la literatura…y en el cine
El mito del Grial como cáliz sagrado nace del autor medieval Robert de Boron (siglo XII), que en los poemas Joseph d’Arimathe y Merlin lo asocia por vez primera a la simbología cristiana. A partir de este relato se creó una tradición en la que se inscriben distintas corrientes filosóficas, literarias y esotéricas. De aquí nacen numerosas narraciones que van desde el Perceval de Chrétien de Troyes, el Parzival de Eschenbach y el Parsifal de Wagner, pasando por la obra de René Guénon, Julios Evola, Henry Corbin o Mircea Eliade, hasta llegar a las muestras más modernas, como El código Da Vinci, de Dan Brown, que nace de la tradición de los autores medievales británicos, quienes, al desconocer que la palabra “grial” era española, la tradujeron a partir del francés como “sangreal” (sangre real). Asimismo, en el mundo del celuloide, como relata el crítico de cine Jerónimo José Martín, también existen numerosas menciones al Santo Grial en películas como Loscaballeros del rey Arturo, Rey de reyes, El Mesías, Jesucristo Superstar y La pasión de Cristo, de Mel Gibson. Pero entre ellas destaca el filme de Steven Spielberg Indiana Jones y la última cruzada, que, según el especialista alemán en reliquias Michael Hesemann, “ha contribuido a sembrar confusión sobre la verdadera apariencia del Sagrado Cáliz, ya que este no era de madera ni tenía esa forma, sino que pertenecía a una familia acomodada que permitió a Jesús y a sus discípulos celebrar la Última Cena en su lujosa casa”.
El Santo Cáliz: Su estructura
El aspecto original del Sagrado Cáliz de Valencia distaba mucho del actual, ya que tanto la vara y el nudo como el pie se añadieron en época posterior. Esta es su estructura:
1. Copa superior: Es la auténtica reliquia. Tallada en ágata cornalina de procedencia oriental, tiene forma semiesférica. Mide 9,5 cm de diámetro en la boca, 5,5 cm de profundidad y 7 cm desde la base hasta el borde.
2. Vara y nudo: Mide 7 cm de largo y sirve como elemento de unión entre la copa y el pie. Esta fechada alrededor del siglo XI.
3. Pie: Está formado por un pie ovalado e invertido. Es de un color muy parecido al de la copa superior. La guarnición es de oro puro, sobre el cual se ensartan 27 perlas, 2 rubíes y 2 esmeraldas. Data del siglo XI.
La curiosidad
El Santo Cáliz de Valencia está roto: en su borde se aprecian dos fracturas y falta una minúscula porción periférica. La rotura se produjo el 3 de abril de 1744 mientras el entonces canónigo de la catedral de Valencia, Vicente Frívola Brizuela, utilizaba el Santo Cáliz en los oficios de Jueves y Viernes Santo. La reliquia fue restaurada de inmediato y el canónigo, sorprendentemente, falleció quince días después del suceso.
Info. Revista Más Allá de la Ciencia nº239