Los nostradamianos
La fama de Nostradamus no hubiera podido llegar hasta nuestros días, y seguir gozando de éxito, si no hubiera sido por el entusiasta trabajo promocional llevado adelante por tantos de sus admiradores, los “nostradamianos”. Se trata de aquellas personas que, en el transcurso de los siglos, han interpretado o aceptado las interpretaciones de las disertaciones proféticas de Nostradamus.
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James Randi piensa al respecto:
“Creo que muchos celosos y activos intérpretes de los trabajos de Nostradamus se merecen un análisis en profundidad por parte de los estudiosos de la psicología de las anomalías. Ignorando alegremente, sean cuales fueren, las objeciones a sus propias nociones, penetran con libertad en su país de las maravillas con ojo lúcido y paso decisivo. Sus fijaciones pueden resultar divertidas para algunos y preocupantes para otros; pero representan un ejemplo del mismo tipo de obsesiones que impide la investigación del conocimiento útil y arruina las mentes en vías de desarrollo, que habrían podido llegar a ser los Curie y los Einstein de una generación.”
Todo intérprete pretende ser considerado “la única autoridad fiable”, y define sus propias interpretaciones como “definitivas”. Naturalmente, resulta prácticamente imposible encontrar a dos autores que concuerden sobre el significado que se ha de dar a las profecías que todavía no se han visto realizadas. Por el contrario, sobre aquellas atribuidas a sucesos pasados, es más fácil encontrar interpretaciones comunes – debido, en gran parte, a que estos singulares estudiosos se copian recíprocamente-, aunque no siempre suceda así.
A título experimental, tratemos de confrontar el trabajo de cuatro distintos intérpretes: Renuncio Boscolo, Erika Cheetham, John Hogue y Henry Roberts; las cuartetas que siguen a continuación han sido tomadas de la primera colección de las Centurias.
Boscolo: “De Oriente vendrá una voz que engañará a los italianos (el Adria=pueblo afincado sobre el Adriático; herederos de Rómulo=romanos). Esta voz, esta fuerza, sostenida por la flota libia vaciará y ocupará Malta y las islas vecinas”. Y siempre Boscolo, pero en otro libro: “La amenaza de las represalias “púnicas” por parte de Libia y de los árabes fundamentalistas contra Italia.”
Cheetham: “Los versos 1.2… se refieren… a Enrique IV. El hombre que causa problemas del Este y el duque de Parma… Los versos 3-4 se refieren muy probablemente al asedio de Malta de 1565.”
Roberts: “Una descripción extraordinariamente profética del rol del emperador Haile Selassie durante la segunda guerra mundial”.
Cuarteta 87
Fuego imperecedero en el centro de la tierra
hará temblar en torno a las ciudad nueva;
dos grandes rocas desde hace mucho se harán guerra
después Aretusa arrojará nuevo fuego.
Hogue: “Nostradamus quizás quiera decir que de la ciudad de San Francisco o de Los Angeles, en vilo por la famosa falla de San Andrés, subirá el “gran golpe”, esperado ya desde hace mucho tiempo, para finales de los años ochenta.”
Boscolo: “Del Centro de la Tierra… se desprenderá del ombligo del mundo hasta el Ennea o del Enna sitio (ciudad), o del monte Etna habrá aviso… Dos grandes rochets, o dos grandes bloques, el del Este y el Oeste, en guerra durante long-temps (límite-tiempo)”.
La única cosa que resulta clara de las confrontaciones de este tipo es que, al igual que en las célebres “manchas de Rorschach”, en las que cada uno ve lo que proyecta su personalidad, también en las profecías de Nostradamus los distintos intérpretes proyectan significados que están presentes solamente en sus propias mentes.
Dirijamos ahora nuestra atención a aquellas cuartetas, entre las más famosas, sobre cuyo significado están de acuerdo más de un autor, a fin de que podamos llegar a saber si Nostradamus fue en realidad el más grande vidente de la historia o, simplemente, un hábil simulador con un cierto gusto por la filosofía, y con buen oído poético.
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La jaula de oro: muerte de Enrique II
Empecemos por las dos cuartetas con las que abrimos el primer post. He aquí el texto original de la primera, Centuria I, cuarteta 35:
Le lyon jeune le vieux surmontera,
En champ bellique par singulier duelle,
Dans caige d´or les yeux luy creuera:
Deux clases une, puis mourir, mort cruelle.
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Que, traducido al castellano viene a decir:
El león joven al viejo superará
En bélico campo por duelo singular,
En la jaula de oro los ojos le atravesará
Dos tumultos uno, después morir, muerte cruel.
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Se trata de la cuarteta más famosa de Nostradamus que, ya en su tiempo, lo conviritó en uno de los videntes más respetados de Europa. Pa
En el verano de 1559, se celebró en Francia un matrimonio doble en la corte: el primero, entre una hija del rey Enrique II, Elizabeth y Felipe II de España; y el segundo, entre una hermana del rey, Marguerite, y el duque de Saboya. Tras los festejos previstos, se celebra un torneo en el que nobles caballeros, y en primer término el rey, se desafían en una espectacular prueba de habilidad. En el curso de ese desafío en carrusel, entre Enrique II y Gabriel de Lorges, conde Montgomery, el rey resultó gravemente herido en la cabeza, sobre el ojo derecho, por una astilla de la lanza del conde que se rompió y traspasó el yelmo. Enrique murió diez días más tarde.
Fueron muchos los que inmediatamente empezaron a buscar cualquier profecía que pudiese haber previsto el suceso, y fueron varios los que se mostraron convencidos de haberla encontrado en la cuarteta 35 de la primera Centuria de Nostradamus.
“El joven león al viejo superará”, como aquí se sugería, podría referirse verdaderamente al conde de Montgomery y al rey, si bien el primero era tan sólo un año más joven. Por lo que se refiere al término “león”, es ésta una imagen que los distintos intérpretes han tenido que adaptar a este caso: al no ser el león el símbolo heráldico del rey de Francia, ni haberlo sido nunca, algunos propusieron que se refería al símbolo heráldico del conde de Montgomery, y otros ¡al signo zodiacal del rey de Francia!.
“En bélico campo por duelo singular.” Enrique II no fue muerto en batalla ni en duelo, sino en un torneo en el que normalmente no se esperaba que se produjeran accidentes.
“En jaula de oro.” Muchos nostradamianos han sostenido que la jaula de oro se refería la yelmo de Enrique; sin embargo, ex extremadamente improbable que alguna vez se haya fabricado un yelmo de oro, no tanto por su coste sino por la blandura de este metal. De hecho, un yelmo de oro no habría protegido la cabeza de su propietario más que un yelmo de estaño o de cartón.
“Los ojos atravesará.” Ningún relato histórico habla de heridas en los ojos; la astilla perforó la cabeza de Enrique por encima del ojo derecho.
“Dos tumultos en uno, después morir, muerte cruel.” El término “tumultos”, “desórdenes” sería la traducción de la voz francesa antigua clases. Al no tener demasiado sentido, se trató de hacer coincidir la cuarteta con la muerte de Enrique II; sin embargo, los nostradamianos prefieren traducir por lo general este término al griego, en el que significa “heridas”. Pero la traducción sigue siendo desafortunada, porque la herida fue tan sólo una.
En suma, parece que la cuarteta no coincide demasiado bien con los hechos reales; y, según algunos, eso queda explicado por el hecho de que con ella tal vez Nostradamus hubiera querido predecir cualquier otra cosa. Louis Schlosser, en su La Vie de Nostradamus, sugiere que se traslade el escenario de los hechos a Inglaterra, y que se tenga en consideración cuanto sigue.
El rey Enrique VIII de Inglaterra, cuyo símoblo era indudablemente un león, a la edad de cuarenta y ocho años mandó encarcelar a sir Thomas More (de cincuenta y ocho) en una prisión real muy especial (¿Jaula dorada?), la Torre de Londres. Este fue el resultado de una prolongada batalla entre los dos por el control del liderazgo religioso de Inglaterra.
La lucha era entre dos “clases”, la Sacra Romana Iglesia y Enrique VIII. Venció Enrique y, después de que tuviera lugar un proceso-farsa hizo decapitar a More. Todo esto tuvo lugar veinte años antes de que Nostradamus escribiese la cuarteta 1-35. Parece como si nuestro amigo estuviese siguiendo con mucho cudiado la regla número VIII anteriormente citada…
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El gran incendio de Londres
He aquí el texto original de la cuarteta 51 de la Centuria II:
Le sang du juste à Londres fera faulte
Bruslés par fouldres de vint trois les six
La dame Antique cherra de place haute:
De mesme secte plusieurs seront occis.
Y la traducción:
La sangre del justo en Londres vendrá a faltar
Quemados por los fulgores de veintitrés y seis.
La dama antigua caerá de un lugar alto:
De la misma secta muchos resultarán muertos.