El despertar del monstruo
Un estudio de la revista Nature, asegura que la próxima erupción podría ser al menos tan violenta como la del año 79 DC y llegar a costarle la vida a 700.000 personas.
Llevan años durmiendo plácidamente. Pero los expertos advierten que, el día menos pensado, el Etna y el Vesubio se despertarán de su larga siesta y sus gargantas comenzarán a escupir fuego. El problema es que los pies de esos dos volcanes italianos, en una zona considerada de altísimo riesgo, vive casi un millón de personas, a las que una eventual erupción les podría costar la vida.
El Vesubio no erupciona desde 1944, de forma que, cada año que pasa –según los expertos- las probabilidades aumentan, pues la media desde el siglo XVII es de una vez cada 28 años.
Se estima que en la llamada ‘zona roja’ del Vesubio (situada a 9 kilómetros de Nápoles, la tercera mayor ciudad de Italia, y considerado unánimemente como el volcán más peligroso de Europa) viven unas 600.000 almas. Otras 250.000 residen en casas peligrosamente próximas al Etna, el volcán activo más alto del Viejo Continente, situado a 20 kilómetros de la ciudad siciliana de Catania.
En teoría, y por motivos de seguridad, desde hace años está estrictamente prohibido edificar junto a esas dos montañas de fuego. Sin embargo, miles y miles de personas tienen su casa junto a ellos, en lo que supone un claro desafío a la ley y, sobre todo, a la naturaleza.
Cada año se construyen nuevas viviendas ilegales en esas peligrosas localizaciones. Baste decir que un estudio realizado en 2007 por investigadores italianos sentencia que en caso de que el Vesubio experimentase una erupción similar a la que registró en el año 79 de nuestra era, cuando sepultó bajos sus cenizas las ciudades de Pompeya y Herculano, unas 300.000 personas podrían morir.
Para tratar de evitar una tragedia anunciada, las autoridades italianas han puesto en marcha distintas iniciativas, entre ellos un plan de evacuación. En Nápoles, por ejemplo, el Ayuntamiento ofrece desde 2003 un total de 30.000 euros a los residentes en la ‘zona roja’ alrededor del Vesubio que abandonen su casa y se trasladen a otra parte. La gente no se quiere marcharY, además, las autoridades regionales han llegado a un acuerdo con los responsables del parque Nacional del Vesubio para aprobar, cada seis meses, un programa de demolición de casas ilegales. Sin embargo, no parece fácil que el problema se llegue a resolver.
Casas ilegales
Dado que construir a los pies de esos dos volcanes es ilegal, las casas que allí se edifican no pagan permisos de construcción, ni impuestos ni están sometidas a ningún tipo de papeleo. Son edificios levantados completamente “en negro”, lo que hace que sean bastante más baratos que aquellos que cuentan con todas las autorizaciones.
Además, y para evitar que las autoridades puedan detener las obras, los tiempos de construcción de esas viviendas ilegales son fulminantes. Se calcula que las empresas que se dedican a levantar casas prohibidas en el Parque Nacional del Vesubio tardan una media 288 horas en construir una vivienda, de los cimientos al techo. Es decir: unos 28 días, considerando que los obreros trabajen jornadas de diez horas. Y muchas de esas empresas además están en manos de la Camorra, la mafia napolitana, o de la Cosa Nostra, la que opera en siciliana, por lo que sus precios suelen ser imbatibles.
Eso, por no hablar de las maravillosas vistas de las que disfrutan esas edificaciones fuera de la ley o de los terrenos fertilísimos de las que están rodeadas, magníficos para las plantaciones de tomates y otros cultivos.
Sin embargo, los que allí viven pagan también un precio muy alto. “Si hoy se registrase una explosión a la que tuvo el Vesubio en el año 79, las nubes de cenizas ardientes llegarían al centro de Nápoles y destruirían por completo la ciudad”, señala Giuseppe Mastrolorenzo, vulcanólogo del Observatorio Vesubiano. Y si esa es la suerte que le aguardaría a Nápoles, situada a 9 kilómetros del Vesubio, imagínese lo que podría ocurrir con las casas levantadas a escasa distancia de la montaña de fuego.
Los expertos predicen además que no debe de estar muy lejos el día en el que Vesubio y el Etna se desperecen de la larga siesta en la que llevan sumidos. El Vesubio, por ejemplo, ha entrado en erupción 42 veces desde 1631, lo que significa que escupe fuego más o menos cada ocho años. La última vez que entró en actividad fue hace 65 años, en 1944, cuando arrasó las poblaciones de San Sebastiano al Vesuvio, Massa di Somma y parte de San Giorgio en Cremano, matando a 26 personas.
Con el agravante de que estudio de la revista Nature asegura que la próxima erupción podría ser al menos tan violenta como la del año 79 DC y llegar a costarle la vida a 700.000 personas.
Ni siquiera en el caso de que los planes de detección sismológica y los sistemas de control funcionasen a la perfección se podría garantizar que no se producirían muertes. “En la zona del Vesubio no hay carreteras ni vías ferroviarias adecuadas, por lo que muy probablemente la evacuación se transformase en un caos”, aseguraba la semana pasada en Roma Francesco Russo, presidente de colegio de geólogos de la región de Campania.