Sí, sí, ya sé que para los que no tenemos un paladar tan exótico como lo podrían tener los chinos, difícil se nos haría probar rata asada, mico en sopa, gusanos freídos e, inclusive, un deliciosísimo filete de serpiente en salsa. Sin embargo, ¿qué pensarías si te dijeran que los chinos van más allá de este tipo de comidas y que su paladar también les da para comer fetos humanos?
El arte macabro de comer fetos humanos
Precisamente a mediados del año 2012 estalló un escándalo con respecto a unas pastillitas (vitaminas) incautadas en Corea del Sur y procedentes de China en la que, luego del respectivo análisis, se encontró restos de fetos y bebes muertos que habían sido pulverizados, molidos, disecados para luego ser machacados (o también primero machacados y luego disecados y finalmente pulverizados).
Para entonces se habrían decomisado cerca de 20 mil pastillas en las que se detectó la presencia de carne humana pulverizada y, a decir verdad, no nos sorprendería que la actividad hubiera continuado.
Las versiones cuentan que dichas cápsulas serían comercializadas no sólo como complemento vitamínico de primera, sino también con el objetivo de curar enfermedades o de adquirir potencia sexual.
Y es que en China el comercio de fetos y bebes muertos se ha convertido en todo un lucrativo mercado negro y, a pesar de los controles (que indican que los fetos y bebes muertos deben incinerarse). A todo ello también debemos sumarle el impacto que ha generado la política de hijo único. Esto de por sí, ya crea un abanico amplio para el mercado de abortos y, por supuesto, para los amantes de comer carne de feto (ni qué decir de las compañías que los buscan para la fabricación de colágeno).
Pero esta no sería la primera vez que se habría escuchado de algo semejante. Con anterioridad ya se había escuchado del caso de un ciudadano chino que se hacía llamar “artista” por el hecho de comer fetos humanos.
Amparado bajo la ley de hijo único en China, y de común acuerdo con su novia, ésta quedaba en embarazo y, a unos cuantos meses de embarazo, se practicaba el aborto. De algún modo burlaban los controles (ya sabemos que todo tipo de control siempre se puede burlar) -o ya que él mismo fuera médico- y los fetos iban a parar a su horno microondas para rostizarlos y finalmente comerlos. Este procedimiento ya lo había realizado en más de siete oportunidades y, de acuerdo a este personaje, la carne era muy sabrosa, muy tierna y de un sabor especial.
Vaya el diablo a saber dónde está el arte en esto, lo cierto es que en china comer carne de bebe muerto, de acuerdo a la creencia, es toda una panacea para el vigor sexual. Y no sólo se comerían asados, fritos, pulverizados, sino también en sopa (la cual parece ser muy apetecida) y, lo que es más, como amuletos de la buena suerte.
En esta imagen podemos observar dos fetos disecados y a los que luego se habría revestido con pan de oro. Para ello, el aborto no se lleva a cabo triturando al feto en la matriz de la mujer, sino que se extrae de forma quirúrgica. Luego se disecan, a la vez que se acuden a ciertos rituales mágicos realizados por un brujo, y luego se bañan en pan de oro.
A dichos fetos (Kuman Thong, que significa “bebe dorado) son considerados benéficos y capaces de atraer la buena fortuna. Se deben exhibir en algún lugar especial de la casa o, en caso de no exhibirse, guardarse en algún lugar especial, donde su dueño deberá profesarles veneración y devoción.
En Taiwan y otras ciudades de la China un feto “sin procesar” puede ser comprado en cerca de 100 dólares (destino: bebes a la parrilla o a la barbacoa). Cuando el bebe se ha “procesado” en cápsulas, cada cápsula puede tener un valor de 30 dólares… en fin, ¡qué porquería de negocio!
Ah, y para los morbosillos y los que deseen ver una suculenta sopa de fetos humanos ver imagen.