El barranco de Badajoz. Naturaleza encantada.

Chamoco, otro misterio canario

El último mencey de Güimar, Añaterve, cedió su territorio a las tropas castellanas en 1496, posterior a esto en la repartición de las tierras conquistadas este lugar le fue entregado a Juan de Badajoz y por eso toma el nombre -desde finales del siglo XV- de Barranco de Badajoz. Anteriormente los aborígenes guanches nombraban Chamoco a esta zona donde se encuentra el barranco.

El Barranco de Badajoz se encuentra situado en el municipio de Güimar, Isla de Tenerife, dentro del paisaje natural protegido de Siete Lomas; con una cota máxima de altura de 2259 m, partiendo desde Izaña. Es un cañón canario, el más espectacular de la isla. Está formado por paredes verticales de cientos de metros de altura, separadas por pocos metros en el fondo del lecho del barranco. Estas paredes están cubiertas de diferentes plantas, como son. Bejeques, corona de rey y gran cantidad de plantas rupículas. A medida que nos adentramos en el barranco las paredes se van acercando, hasta llegar a tocarse sellando el fondo del cañón; imposibilitando así la continuación del sendero, que sólo podría proseguirse con técnicas especiales de escalada.

Siguiendo el cauce de barranco, a derecha e izquierda, nos encontramos con muchas galerías y cuartos abandonados, que sirvieron a los mineros en el proceso de la construcción y extracción del agua de las distintas galerías.

Tanto este barranco como el Barranco del Río, fueron los abastecedores de toda el agua necesaria para los cultivos de medianía y costas del municipio de Güimar.

A la entrada del barranco nos podemos encontrar la central hidroeléctrica (la hidro) que abastecía de electricidad a la mitad del municipio, utilizando la energía producida por el importante desnivel en la conducción del agua de las galerías de la zona.

Este espacio natural alberga gran cantidad de endemismo vegetales canarios, algunas manifestaciones de pinar natural y además reductos de la Laurisilva.

El vestigio prehistórico más significativo que ahí se encuentra, demostrando así la actividad aborigen del lugar, lo es la Cueva del Cañizo; la cual está a 100 m de altura, aproximadamente, a la mitad del camino y en la pared izquierda del barranco que debe su nombre a las doce varas de madera (presumiblemente de sabina, según Irineo González, 1883), que se hallan colocadas en el techo de la misma; las que se pueden ver desde el cauce del barranco. Podemos observan desde abajo, al mirar hacia la cueva, que esta es la boca de una gran cara, que nos parece ver en esa zona.

Entre otras, la teoría más popular es que esta cueva fuera utilizada para colocar alimentos para su curación, principalmente queso. Según Felipe Miguel de Poggi Borsotto (1868) se le designa con el nombre de Cañizo o Quesera de los Guanches, “porque estos aborígenes se servían de aquellos para poner a secar sus quesos”, por lo que se deduce que en aquellos tiempos el acceso debía ser más fácil que hoy en día.

Son muchas las leyendas y las anécdotas sobre experiencias que han tenido muchos de los que han visitado y permanecido, principalmente de noche, en el Barranco de Badajoz.

SERES BLANCOS

La leyenda más conocida es la de los seres blancos. Esta nos dice que en el año 1912, mientras dos trabajadores realizaban su trabajo en una de las galerías en busca de agua, una de las paredes se vino a bajo, dejando al descubierto una galería bien amplia. Allí vieron a dos seres completamente vestidos de blanco. En este punto no se sabe si los trabajadores tomaron contacto con estos seres (que les habrían indicado el lugar en el cual excavar para encontrar agua), o si huyeron despavoridos a poner el denuncio. Sin embargo, en los archivos históricos no es posiblle dar cuenta del mismo, aunque esta última versión es la más conocida.

LA NIÑA DE LAS PERAS

La segunda de estas historias del Barranco de Badajoz es la de: “la niña de las peras”. Nos remontamos a los primeros años de 1900. Se cuenta que los padres de una niña enviaron a su hija al barranco en busca de fruta pero ésta desapareció y no volvió a su casa. La zona fue rastreada completamente por vecinos y amigos de los padres, los cuáles desesperados buscaban a su hija sin encontrarla por ningún lado. Finalmente, desanimados, la dieron por desaparecida.

Varios años más tarde, la niña regresó a su casa, asombrosamente con el mismo aspecto que tenía al marcharse aquel día a buscar fruta, como si los años no hubieran transcurrido para ella. La niña contó a sus atónitos padres que había llegado al barranco buscando la fruta que sus padres le habían encargado y se quedó dormida al pie de un peral.

Allí fue despertada por un ser muy alto vestido de blanco. Contó la niña que este ser no le inspiró ningún miedo, y accedió a seguirle cuando se lo pidió. La niña acompañó al ser blanco hasta el interior de una cueva en la que había unas escaleras por las que descendieron hasta llegar a una especie de jardín en el que había más seres como él. Finalmente el ser la acompañó de nuevo a la entrada de la cueva y se despidió de ella, que recogió las peras y fue camino a su casa.

Ella pensaba que sólo habían pasado unas horas, sin embargo habían pasado más de 20 años.

Actualmente se escuchan muchas historias de gente que ha pasado noches en el barranco o ha entrado a la gruta que existe en el barranco y ha escuchado la voz de la niña en forma de murmullos.

Otras leyendas nos dan cuenta de seres alados, de expediciones nazis en busca de elementos esotéricos, de rostros impesos en la misma orografía del barranco de Badajoz, de la isla de cristal y de varios fenómenos más, incluidos ovnis y orbes.

¿Qué tiene que ver esto con el Barranco de Badajoz?

El 28 de julio de 1991, una persona encuentra en el barranco la empuñadura o embellecedor de una daga que nos muestra a un ser alado. Si atendemos a las descripciones que la SS hacía sobre la “raza pura”, podemos observar que siempre estas imágenes venían representadas por seres provistos de dos grandes alas desplegadas. Hoy en día se sabe con certeza que los nazis estuvieron en el Archipiélago Canario, y no solo eso, sino que además con el permiso de Franco, se adentraron en nuestra geografía en busca de hierbas medicinales y quien sabe si para encontrar objetos de poder. De aquí en adelante todo lo que se puede decir sería mera especulación. Pero no es tan descabellada la idea si atendemos a los diferentes factores que confluyeron en una época en la que los nazis y su aterradora SS se podía mover por el territorio español con relativa facilidad, y si no sirva como ejemplo la búsqueda del Santo Grial en la Montaña de Montserrat en Cataluña.

FENÓMENO OVNI

Particularmente las Islas Canarias se han caracterizado a lo largo de la historia reciente por ser un lugar de peregrinación de los investigadores del fenómeno ovni. Casos como los de La Punta del Hidalgo, Playa de la Tejita, El Médano, Gáldar, Corralero, El Golfo etc., son algunos de las decenas de avistamientos que se han datado en territorio insular.

Concretamente en la isla de Tenerife uno de los referentes es sin lugar a dudas el Barranco de Badajoz en Güimar donde se han recogido testimonios de gran valor investigativo.

Una extraña nube con forma de flecha aparece en plenas fiestas de la Virgen de la Candelaria (ultima Virgen negra de los templarios guardiana de las puertas del cementerio) esta flecha señala hacia el barranco de Badajoz.

Aquí hay varias fotos de diferentes puntos sobre la nube estática situada encima de La Basílica de Candelaria

En el Barranco de Badajoz existen 7 minas que son utilizadas en la labor de extracción de agua y, en suma, completan alrededor de 1490 metros. El nombre de las minas es Acaymo (o cueva negra), El Almagre, Chamoco, Aceviño, Nuestra señora del Socorro, El cañizo e Izaña, en orden respectivo de acuerdo a su proximidad  del mar.

LA ISLA DE CRISTAL

Sin duda otra de las grandes leyendas del barranco de Badajoz que, inclusive, llegó a ser cubierta por varios medios a nivel nacional e internacional, principalmente del mundo paranormal. Esta historia relata que a mitad de la década de los 90 hubo una enorme secuencia de avistamientos. Para aquel entonces era posible ver a distancia lo que parecía ser una isla que parecía ser de cristal. Por la distancia se descartó que fuera alguna de las islas Canarias. De allí surgía una luz que adquiría movimiento, que despegaba de la “isla de cristal” y terminaba por estrellarse contra el barranco, disolviéndose al punto.

En el barranco de Badajoz se hicieron algunas tomas a este tipo de esferas discoidales. Sin embargo, cabe aclarar que en la actualidad las figuras discoidales aparecen, y con más espectacularidad en otros sitios. Es un fenómeno que de a poco se ha hecho familiar para los fotógrafos, principalmente en espacios abiertos oscuros. Las mismas han sido bautizadas como orbes, por fu forma esférica, en ocasiones ovaladas. La controversia al respecto todavía persiste. Algunos sostienen que se trata del efecto backskatter producido por el flash de la cámara el contacto con partículas en suspensión.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *