La costumbre de fotografiar a los fallecidos decimonónicos
¿Recuerdas la película “Los otros”? Una de las escenas más espantosas es cuando descubren la existencia de una colección fotográfica de personas difuntas, y más, cuando se dan cuenta de que los criados se incluyen en el albúm de fotos.
Por macabro que parezca fue una costumbre real. A finales del siglo XIX y principios del XX los fallecidos eran retratados como personas vivas, en pose de dormir y vestidos con su mejor traje, para que sus parientes pudieran recordarlos como en vida. No se trataba de algo macabro, como podemos pensar hoy, sino un hábito que acompañó a la comercialización de la fotografía y que ya existía mediante dibujos o cuadros .
Por repelente y extraño que nos pueda parecer hoy en día, los índices de mortandad en aquellos tiempos eran muy elevados, sobre todo en niños. Tan solo el 60% de ellos llegaba a edad adulta. El fotografiarlos como si durmieran, era la única manera que quedaba de mantener un recuerdo. Por ser este un gasto elevado, no todas las familias podían fotografiar a sus hijos en vida, con lo cual reservaban estas fotos para los fallecidos.