En 1993, al escritor japonés Wataru Tsurumi le daba por publicar un libro que no tardaría en convertirse en una de las obras más polémicas y controvertidas de Japón. Se trata de El completo manual del suicidio, una peculiar guía que muestra con todo lujo de detalles los diversos modos que existen de pasar al otro barrio de forma voluntaria.
La primera edición del Kanzen Jisatsu Manyuaru (完全自殺マニュアル), vendió más de un millón de copias convirtiéndose en todo un éxito de ventas. Japón es uno de los países con los más altos índices de suicidios y desde la publicación del libro, éste se ha encontrado junto o con las pertenencias de los suicidas.
El libro se puede considerar bastante aséptico al respecto, ya que ni condena ni incita al suicidio y en ningún caso entra en los aspectos filosóficos o morales de esta última decisión personal. Simplemente, a través de sus 198 páginas, se dedica a describir concienzudamente y de forma explícita como quitarse la vida con métodos como sobredosis, ahorcamiento, defenestración, ahogamiento, envenenamiento por monóxido de carbono, etc…
Los casos, acompañados de ilustraciones demostrativas, van acompañados de una puntuación de una a cinco calaveras, siendo cinco la máxima puntuación, que se basa en distintos conceptos como el dolor que causa, el esfuerzo necesario que requiere, la letalidad del método, la apariencia del cuerpo…
En tan solo ocho provincias de Japón el libro fue calificado como “yugaitosho” (libro dañino para los jóvenes), prohibiendo su venta a menores de edad. En el resto de provincias incluso los más jóvenes tienen libre acceso a él.
Desde su publicación, se ha experimentado un aumento en los éxitos de los suicidas nipones, en gran parte porque el libro hacía referencia a ciertos métodos populares que tenían unas tasas de éxito bastante bajas, o lo que es lo mismo, la guía a variado las costumbres suicidas en el país del sol naciente.
Tras el éxito del primer libro, Tsurumi publicó un segundo volumen titulado “Nuestro completo manual del suicidio”, donde incluía una serie de cartas y correos electrónicos de fans y también de detractores de su guía mortal. La polémica sigue desde entonces, y el bueno de Tsurumi continúa llenándose los bolsillos a costa de su peculiar guía. Algo que, por otra parte, es posible que solo pueda ocurrir en un país tan desconcertante como Japón.