Un tipo que sabía suajili llevó a su hijo a ver El Rey León, de Disney. Iba traduciendo los nombres de los personajes al niño. por los visto, “Simba” significa, como corresponde, “león”, pero “Pumba” – el nombre del cerdo salvaje – equivale a “esmegma”, la secreción blancuzca que se forma en el prepucio.
Las aventuras del pequeño león contienen otras alusiones políticamente incorrectas: en un momento en que Simba está tumbado ante un fondo de estrellas titilantes, puede verse como los puntitos brillantes forman la palabra “sex”.
Casi cada película producida por los estudios Disney posee su pedazo de leyenda que, casi siempre, saca a la luz contenidos inapropiados ocultos en la cascada de hermosas e inocentes imágenes, susurrados bajo la banda sonora o que pasan inadvertidos por la rápida sucesión de los fotogramas.
El más famoso puede verse en la portada de cualquier vídeo de La Sirenita: entre las formas del palacio dorado del fondo podemos apreciar un falo representado con gran realismo. En la misma película, en la escena final de la boda, se puede vislumbrar una erección bajo el manto del sacerdote que oficia el acto.
Aunque haya quien cuestione estos rumores, podemos citar uno indiscutible: en el minuto ochenta de Los Rescatadores, cuando los ratones Bianca y Bernard vuelan en una lata de sardinas sobre el albatros, podemos ver una mujer desnuda en una ventana. No es un dibujo, sino una fotografía muy nítida que desentona con el estilo general de la imagen y pasa desapercibida sólo por la velocidad con la que aparece y desaparece. Aunque la leyenda urbana nos habla de nuevo de un animador rebelde, los responsables de la compañía afirman que el “material ofensivo” se filtró en algún punto de la postproducción.
Seguimos con las películas Disney. En Aladdin, en la escena en que el protagonista se cuela en el cuarto de su enamorada y se topa con el tigre, podemos escuchar – en la versión original – como, al quitarse el turbante, susurra “Good teenagers, take off your clothes”, o sea, “Buenas adolescentes, quitaos la ropa”.
También hay una frase subida de tono que puede escucharse en Hércules, en la escena en que un grupo de mozas acosan al héroe. En la versión española, entre su histérico griterío puede escucharse como una chilla: “¡Quiero follarte!”.
Algunos exégetas disneyanos afirman que las personalidades de los siete enanitos de Blancanieves representan los siete grados de adicción a la cocaína. Veámoslo: Dopey, Grumpy, Bashful, Sneezy, Sleepy y Doc – en la versión original – podrían traducirse como “drogadicto”, “gruñón”, “tímido”, “mocoso”, “dormilón” y “doctor”. El propio nombre de Blancanieves, en inglés “Snow White” , <<Blanca Nieve>> también parece hacer alusión a la mencionada droga.
El irascible pato Donald tampoco se libra de la sombra de la sospecha, pues no falta quien diga que sus cloqueos medio incomprensibles sirven para ocultar mensajes subliminales. Los acomodadores de los viejos cines podían comprobar como, en determinados momentos de la aparición del pato, los espectadores coincidían en demandar determinados productos como, por supuesto, Coca-cola. Hablando de Donald, otro rumor dice que fue censurado en Finlandia, pero no por difundir este tipo de subliminales, sino por andar por ahí sin pantalones.
A propósito de Walt
¿Quién atesora en su haber más rumores y versiones contradictorias sobre su persona que Walt Disney? Comenzaremos por una de las madres de todas las leyendas urbanas, que tiene al mago de Burbank, como protagonista. Todos la hemos oído: debido al avance de una enfermedad incurable, el cuerpo de Disney fue congelado en espera de que la ciencia pueda sanarlo. Hay quien añade más apuntando una posible ubicación para el gélido mausoleo: se encuentra bajo los cimientos de la atracción Piratas del Caribe del Disneyland original.
Aunque la versión oficial afirma que fue cremado el 17 de diciembre de 1966, este rumor ha cobrado entidad de realidad irrefutable, al igual que el que afirma que Disney grabó un documento fílmico privado para que fuera visto por sus ejecutivos al día siguiente de su muerte. Algunos dicen que allí estaban las previsiones y las líneas de acción para los siguientes cinco años. Hay quien va más allá y afirma que hasta revelaba las directrices para abordar el mercado del vídeo doméstico, en un momento en que ni siquiera se había oído hablar de él.
Mencionaremos de pasada los rumores que afirman que era hijo ilegítimo, que fue expulsado del ejército deshonrosamente o que era simpatizante nazi. Incluso se ha llegado a decir que era español y que nació en Mojácar – Almería- y que, antes de ser adoptado por los Disney, se llamaba José Guirao Zamora. Parece que incluso mencionó a Dalí, durante un encuentro en los años cincuenta, que su origen era ése. Los vecinos de Mojácar afirman que unos “hombres de gris” han ido en busca de los certificados de nacimiento del genio – se supone que para destruirlos – y que hasta la Iglesia ha colaborado en la búsqueda. De momento los papeles no han aparecido, y se cree que fueron destruidos durante la Guerra Civil. Como es lógico, no falta quien conecte estos hechos con las prospecciones de terrenos que se hicieron en el sur de España con el fin de ubicar el parque europeo. Como es sabido, Eurodisney finalmente se construiría en París
Esos “hombres de gris” que aparecen en la historia anterior no son nada comparados con otros “hombres grises”: los abogados de la casa, que son legendarios por su crueldad y sangre fría. Se comenta que han demandado a guarderías, escuelas y refugios de beneficencia por el uso no autorizado de sus personajes registrados. Han hecho cubrir murales, pintar paredes, modificar letreros… Se han atrevido hasta con las Fuerzas Aéreas estadounidenses, a las que han demandado por diseñar una placa para sus oficiales que se parece demasiado al logo del Mando Estelar que lleva en su pecho Buzz LightYear, uno de los muñecos protagonistas de Toy Story.
Aún no vamos a abandonar el país de la fantasía. Nos falta hablar de Dineylandia, el parque temático a quien alguien bautizó como “la meca del sueño americano”. Este “mágico mundo de colores” es uno de los escenarios más recurrentes en el universo de las leyendas urbanas.
Los parques temáticos de Disney – en todas sus versiones en varios continentes – son conocidos como “los lugares más felices del mundo”. Desde la apertura del primer centro en 1955, cientos de millones de personas han transitado sus brillantes avenidas y jardines y han disfrutado de sus atracciones embelesados por el maravilloso mundo creado por “el tío Walt”. A pesar de todo, los amantes de las leyendas urbanas, siempre tan morbosos, piensan que hay algo malévolo y decadente detrás de esos hermosos muros de cartón piedra. Por eso son muchos los relatos que se rumorean acerca del parque: cuentos que no siempre terminan con final feliz y que llegan a afirmar que los parques Disney están malditos. Sea esto cierto o no, es muy lógico pensar que en un lugar tan transitado las cosas no siempre pueden ir bien.
La palma en materia de accidentes la tiene el Matterhorn, una montaña rusa que al menos ha matado a dos personas: un chico de quince años y una enfermera que cayó a los raíles desde el último asiento y fue arrollada por el primer vagón del siguiente turno. Se cuenta que los pasajeros fueron evacuados por una salida oculta y se precintó la zona por “problemas técnicos” para evitar que los demás visitantes conocieran la desgracia. No son los únicos rumores acerca del Matterhorn. Al parecer, los responsables del parque construyeron un campo de baloncesto en la atracción para inscribirla como recinto deportivo y burlar la legislación del estado sobre la máxima altura de las construcciones.
De todas formas, según las malas lenguas, no se ha declarado una sola muerte en los parques Disney pues, por una argucia legal, los encargados se preocupan de que las defunciones sean certificadas después de abandonar la propiedad. Además resulta difícil advertir cualquier incidente, pues tanto el personal de seguridad como el sanitario e incluso los vehículos de emergencia están camuflados. ¿Se trata de conseguir mayor coherencia ambiental o de ocultar cualquier problema a toda costa?
Para terminar el repaso de leyendas que circulan sobre estos paraísos artificiales referiremos los mil y un rumores que circulan sobre los, casi siempre, simpáticos personajes disfrazados. Se dice que ha habido demandas contra Winnie the Pooh por abofetear a una niña de nueve años y que no han escaseado escenas en las que los divertidos animalillos han llevado sus tiernas actitudes hasta territorios más carnales.