Pues sí, la Taxa Camarae era una verdadera licencia para pecar, uno de los episodios más vergonzosos de la historia negra de la Iglesia Católica de Roma, a la vez que uno de los menos conocidos.
La historia se desarrolla en plena edad media con el señor Giovanni di Lorenzo de’ Medici, un florentino nacido en 1475, un verdadero zorrillo a nivel político y estratégico que se las arregló para, cuando nadie se lo esperaba, subirse al trono de San Pedro y convertirse en el Papa León X cuando todos daban por sentado que el próximo Papa sería el señor Tomás Bakócz, una cardenal húngaro.
Así mismo esta joyita fue la encargada de la excomunión de Martín Lutero por allá en el año de 1520 mediante la bula papal Exsurge Domine. Sin embargo, en nuestros días el Papa León X ha comenzado a ser conocido también por el hecho de haber sido el autor de la Taxa Camarae, una bula papal a manera de tarifa eclesíastica mediante la cual se podía pagar a la Iglesia Católica por los pecados cometidos e, inclusive, por aquellos que se estuvieran por cometer (aún por aberrantes que fueran).
Sí, este mismo señor que podemos ver aquí con mirada beatífica, inclinada hacia lo alto como buscando la inspiración divina y con su inmaculada pluma quizás ha recibido respuesta y ha logrado la inspiración del Espíritu para escribir su magna obra de arte (quizás más grande que aquellas obras de arte de las que fue Mecenas) que tiene muchas bondades, por ejemplo:
Conceder indulgencias a los aberrados
Acercar el cielo a los ricos o a aquellos que tuvieran el suficiente dinero para pagar por sus delitos
Liberar de la represión a nivel instintivo y pasional
Pero mejor veamos un extracto tomado de la web de Pepe Rodríguez de la lista de tarifas y de los “pecados” y delitos que se podían cometer con la venia de la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana. Son tan sólo 35 artículos, pero son realmente maravillosos, a que de verdad tenía inspiración el Papa León X.
ADVERTENCIA: Si usted es devoto ferviente, partidario o defensor de la Iglesia Católica le sugerimos encarecidamente no continuar leyendo el texto dado que podría ser lesivo para sus creencias.