Llevarse una nariz o una oreja del enemigo puede parecer macabro, pero ha sido una practica habitual de varios países en tiempos de guerra, uno de ellos Japón, donde además existen unos curiosos monumentos: Las “tumbas de narices” o también llamadas “tumbas de orejas” son monumentos-tumbas para los que fueron enemigos del Japón en suelo japonés cuya función era la de servir como trofeos de guerra. Su nombre viene porque en las mismas se depositaban las orejas y narices mutiladas de los soldados, y civiles enemigos.
De todos estos monumentos –tumbas con un simbolismo un poco macabro, la más conocida es Mimizuka, la colina de las cuarenta mil narices, situada en Kyoto y en la cual se depositaron entre 38000 a 40000 orejas y narices de soldados, en su mayoría coreanos, traídas como trofeo tras las cruentas invasiones japonesas a suelo coreano en el siglo XVI .
A pesar de su actual pacifismo, los países vecinos siempre han visto a este país con un fuerte carácter agresivo y bélico donde era frecuente el intento de invasiones, sobre todo estando Japón unificado. Este episodio de la guerra con Corea se produjo bajo el mando de Toyotomi Hideyoshi, entre 1592 y 1598, que arrasó gran parte de Corea con la intención de conquistarla, incluso vencer a China e India. La contienda duró siete años, y éstos fueron suficientes para que solamente entre los bandos defensores, principalmente coreanos y chinos, murieran más de un millón de soldados y civiles. Japón perdió unos ciento-cuarenta mil hombres tras lo que decidió abandonar la causa.
Para mayor asombro se calcula que éstas 40.000 orejas y narices humanas depositadas como trofeo en Mimizuka eran sólo una pequeñísima fracción del total , ya que la gran mayoría de los “trofeos” se pudrieron , sobreviviendo solamente los conservados en barriles de salmuera.