¿Me da 4 sellos grandes por favor?
La crisis es muy mala y nos hace ahorrar en casi todo de manera obligada, pero con el post de hoy vamos a ver que en todas épocas han existido esas dificultades que hacen a la gente agudizar el ingenio para lograr algún propósito, quizás así nos sirva un poco de consuelo. Este es el caso de personas que han tenido la necesidad de viajar por algún motivo y no tenían medios para hacerlo, con lo cual optaron por la medida más drástica: ser enviados por correo.
El caso más antiguo del que se tiene constancia, se remonta a 1849, aunque los motivos no eran el ahorro, sino otro más serio, escapar de la esclavitud. El ejercito abolicionista del norte de los Estados Unidos, que estaba en contra de la esclavitud usó sus contactos en diferentes sedes postales para lograr que un hombre de color llamado Henry Brown, e irónicamente apodado “The box” (la caja), viajara de Carolina del Norte a Filadelphia en una caja con víveres.
Su viaje le costó 86, dólares de la época, y en la caja había comida que le hizo más llevadero el tremendo viaje de casi450 kilómetrosy 37 horas en diferente medios de transporte, que además le tuvo boca abajo la mayoría del tiempo.
Una vez libre su idea era trabajar para pagar la libertad de su mujer Nancy y de sus hijos, pero tuvo que huir a Inglaterra por la introducción de una nueva ley que perseguía a los esclavos fugitivos, y allí acabó sus días.
Hoy en día hay un monumento en Richmond, Virginia, en su honor que es una caja con las medidas originales.
El siguiente caso data de 1914. Una niña de cuatro años y de familia humilde llamada May Pierstoff, que vivía en Idaho, Estados Unidos. Su sueño era conocer a su abuela que vivía Utah, a más de12.000 km.
Pero la familia era incapaz de pagar el billete de tren, y el padre de May, tras indagar en las leyes del estado en las que había un vacío legal sobre el tema, optó por enviar a la pequeña por correo, que era bastante más barato.
En febrero de 1914, el padre de May se presentó con la pequeña en la oficina de correos ante el gesto atónito de los empleados. La niña llevaba en su chaqueta 53 céntimos en sellos, la tarifa legal para un paquete de su peso, casi 23 kilos.
La niña fue introducida en el vagón correo con alimentos y agua donde viajó completamente sola varios días, hasta que fue entregada en casa de su abuela.
Y el último caso conocido, es bastante más reciente. Corría el año 2003, cuando Charles McKinley decidió viajar de Nueva York a Texas para visitar a su familia. Pero los inconvenientes llegaron al conocer que no podía pagar el precio del billete.
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Así que ni corto ni perezoso, y esta vez de manera anónima, se encerró en una caja que previamente había facturado para recorrer los2400 Kmque le separaban de su objetivo.
Embarcó el 5 de septiembre, pero esta vez la historia no tuvo final feliz, ya que un repartidor se alarmó y llamó a las autoridades asustado al ver unos ojos que le observaban desde dentro de una caja cuando ya habían pasado dos días de viaje y estaba a punto de llegar a su destino.
Así que ya sabéis, si andáis mal de fondos, creo que enviarse es más barato que una línea aérea de bajo coste, y total tampoco te van a tratar peor.